Homilía del Padre Pepe di Paola

En la Misa en conmemoración del 47° aniversario del martirio del Padre Carlos Mugica

El Padre Willy Torre -párroco de Cristo Obrero-, Mons. Gustavo Carrara -vicario episcopal de la pastoral villera- y el Padre Pepe durante la homilía junto al sepulcro del Padre Carlos Mugica.

Parroquia Cristo Obrero, villa 31, 11 de mayo de 2021

“Esta mañana salió el escrito que hicimos para reconocer a la gente de nuestros barrios, en este día tan especial para nosotros, el día de Carlos Mugica. Y creo que el día de hoy nos pone frente a alguien que nos marcó un camino, alguien que está adentro (del equipo) de aquellos que fundaron nuestro grupo. 

No podemos decir -al menos el que pertenece al grupo sacerdotes de las villas y barrios populares- que este es un destino cualquiera. Ya en el origen de la fundación (del equipo de sacerdotes villeros) los curas decidieron ir a vivir a las villas y barrios populares, donde se vivía una cultura diferente, y se quería estar al lado de la gente que en ese momento era atendida desde otros barrios.

Por eso para nosotros elegir vivir en las villas, elegir vivir en un barrio popular, es una decisión como aquella que tomó Carlos Mugica y sus compañeros.

De pie, a la izquierda, Carlos Mugica como miembro del equipo de fútbol del potrero de la villa 31, vistiendo la camiseta celeste y blanco de sus amores: Racing.

Ellos vivieron esa coherencia y esa decisión que quizás no pensaron que iba a durar tanto tiempo, vaya uno a saber. Pero lo importante es que ese legado se fue tomando en los distintos momentos, pasaron las décadas, y hoy sigue vigente.

Por eso es importante ir a ese momento en el que decidimos. Nosotros también tuvimos un  momento en el que decidimos ser parte de este equipo, nadie nos obligó. Y realmente nos apasionó la posibilidad de formar parte del equipo de Mugica y sus compañeros décadas después.  

Por otro lado, reconocemos en él al mártir de nuestro equipo, a alguien que dió su vida hasta el extremo, alguien que no se guardó absolutamente nada. Yo me acuerdo que cuando al Padre Rodolfo Ricciardelli le preguntaban ¿cuál es la diferencia entre todos los miembros del equipo de los Curas Villeros?  Ricciardelli respondía: Y, Carlos es el mártir del equipo. Y lo decía con claridad, como que había algo mucho mayor en la vida de Carlos para entregar a la Iglesia. Él es el mártir de la fe, el mártir de la Iglesia, el mártir de nuestro equipo.

Carlos Mugica presente en el equipo actual de los Curas Villeros, que cada día crece más. Abajo a la derecha hay un espacio entre los sacerdotes, porque Bachi también está presente.

Por eso la figura de Carlos Mugica la celebramos siempre, de distintas maneras, no fue un día común. Podríamos celebrarlo también desde el folclore, recordando -como hacen muchos- a Carlos Mugica en esa época, y así perder la gran posibilidad que nos da la vida de la Iglesia de llevar a la práctica lo que él enseñó y lo que él puso en práctica en el momento que nos toca vivir.

Por eso la característica de nuestro grupo es no vivir de nostalgias sino de traer a ese Mugica presente en el momento que nos toca vivir ahora.

Y creo que en este camino lo hemos estado haciendo: en ese paso que dimos de unir Capital y Gran Buenos Aires, y de fortalecer nuestra identidad para poder caminar los mismos pasos de Mugica en un tiempo diferente. Asumiendo que la realidad que nos toca vivir es diferente, más allá de la pandemia, que es algo que atraviesa a toda la humanidad, los tiempos que nos tocaron son diferentes y necesitan respuestas para este tiempo.

La lucha de Mugica sigue vigente en las villas.

Carlos y sus compañeros trataron de dar las respuestas a ese momento de la vida argentina y de la Iglesia argentina, muy diferente a la nuestra, pero el espíritu es el mismo. 

Por eso hacemos la Misa aquí, donde trajimos sus restos y los dejamos para que sean el testimonio -para nosotros y para todas las comunidades- de aquel mártir que nos dió una luz. Es importante para nosotros mantener esta identidad. Saber que queremos ser curas de las villas y de los barrios populares, y que queremos tener esa luz que nos da Carlos Mugica de entrega para nuestra gente, y tener también ese gran amor por la Iglesia y ese gran amor por lo que nos toca vivir aceptando los desafíos.

Hoy, delante de su tumba, renovamos nuestro compromiso. Así como el jueves santo renovamos nuestro compromiso como sacerdotes, hoy renovamos sin duda delante de él nuestro compromiso como curas de las villas y de los barrios populares.

No estamos acá porque sea un destino más. No es lo mismo. Y lo hacemos con mucho respeto porque sabemos que quizá para muchos de nosotros es más difícil ser cura en un hospital, o ser cura en una misión ad gentes. Y valoramos mucho a esos grupos de sacerdotes que entregan su vida y que a lo mejor nosotros no seríamos capaces de hacer.

Nosotros tenemos esta opción y esta decisión. Y por eso es importante que la vivamos con mucha fuerza, con mucha garra, que podamos transmitir eso en nuestras comunidades, y que los desafíos de hoy no nos asusten, que son a veces más difíciles que los de hace 50 años atrás. Que podamos con lucidez -como la tuvo Carlos- ir con entrega -como la tuvo Carlos- y responder a cada una de ellas.

Evidentemente si hay algo que caracterizó la vida de Carlos y su grupo fue defender el equipo. Y aquí lo mismo. Que podamos reunirnos una vez por mes, que podamos compartir, que podamos sentirnos comunidad de curas de los barrios populares es sin duda la fuerza que nos dará la posibilidad de hacer algo mucho mejor.

Bueno, le pedimos a Dios, a la Virgen y a Carlos Mugica -mártir de la fe- que nos bendigan y nos protejan desde el Cielo».

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